Bandera Negra contra todas las banderas!!!
Despues de despedirnos del colega y compañero Uri, que nos dejó hace un par de semanas (descansa en paz hermano), le ponemos una cancion para que se acuerde de nosotrxs. More…
Bandera Negra contra todas las banderas!!!
Despues de despedirnos del colega y compañero Uri, que nos dejó hace un par de semanas (descansa en paz hermano), le ponemos una cancion para que se acuerde de nosotrxs. More…
Ekintza Zuzena número 40:
He aquí una obra y un autor que hubiésemos debido poder leer hace muchos años. Tuvimos que esperar, primero a que la revista Futuros nos lo presentara y tradujera algunos de sus textos al castellano. Ahora, en diciembre del 2010 Bardo Ediciones publica esta recopilación en este libro cuyo título La ciencia socialista, religión de intelectuales, lo es también de un artículo escrito (¡atención!) en 1905, lo acompañan otros dos interesantes textos La conspiración obrera (1908) y La revolución obrera que Majaiski escribió en 1918, solo un año después del triunfo de la revolución soviética. Para saber de este autor hubo que remitirse a Alexandre Skirda que en 1979 publicó en éditions du Seuil una edición de siete de sus textos, con el título Le socialisme des intel·lectuels, con una extensa presentación.
El Delta del Níger no sólo está sobre un mar de petróleo sino que también su superficie está cubierta de éste. Se calcula que cada año unas 35.000 toneladas de crudo se derraman sobre las tierras y aguas de la zona, lo que equivale en cantidad, para hacernos una idea, a un derrame como el del Prestige en las costas gallegas cada 20 meses. Dichos derrames son producto de las pérdidas y la falta de mantenimiento de los oleoductos, es decir, producto de esta dominación tecnófila y capitalista que ya hace mucho tiempo extendió sus tentáculos sobre el mundo entero. Las aguas de los ríos y canales, y las tierras del Delta están literalmente empapadas por estos vertidos, haciendo extremamente difícil la subsistencia de las más de 31 millones de personas que viven en el área.
Este libro cuenta parte de la historia de los pueblos que allí sobreviven, que desde hace más de medio siglo sufren las consecuencias de la extracción de petróleo y gas, principalmente por parte de Shell, pero también Total, Eni, Agip, Chevron, Sun Oil, Exxon Mobil, BP, British Gas, Repsol y Gas Natural Fenosa. Una extracción que no solamente es brutal por sí misma —como cualquier actividad que tiene que ver con la supervivencia y la propagación del Sistema— sino que, dentro del amplio abanico de brutalidades capitalistas alrededor del planeta, resulta estar entre las más agresivas.
Sin embargo, la contaminación no es sólo de las aguas y las tierras, ya que con el petróleo sale también gas. Parte de ese gas, el que no es posible o rentable envasar (porque el crudo genera muchísimo más dinero), es quemado al salir de las bocas de unas gigantes chimeneas que —¿cómo no iba a ser así?— incluso carecen de los filtros «obligatorios» por ley. Según estudios, el CO2 que genera la extracción de petróleo en Nigeria es equivalente a la cantidad generada por el conjunto del resto de los campos petroleros de todo el mundo.
Cuando pensamos en libros subversivos no son esos libros de rebeldía juvenil que pueden encontrarse en cualquier librería de una gran ciudad lo que nos viene a la cabeza, ni esos libros más o menos críticos salidos de nuestro entorno cercano o de los cabezas-pensantes de las universidades, sino ejemplos como el de Severino Di Giovanni cuando fue capturado el 29 de enero de 1931saliendo de un taller de linotipia donde había ido en relación a las matrices de un libro de Reclus. A pesar de ser durante cuatro años la persona más buscada en Argentina por diversas expropiaciones, atentados y por su actividad agitativa, arriesgó su libertad y su vida para obtener las matrices que necesitaba. Las imprentas estaban en el punto de mira y permanecían vigiladas, pero valía la pena arriesgarse una vez más para un nuevo libro. Unos meses antes había cumplido su objetivo de montar una imprenta propia donde imprimir libros, opúsculos y periódicos, con el dinero de una expropiación reciente aunque utilizando sólo una pequeña parte para ello: la mayor parte iría para la solidaridad con los compañeros presos.
También pensamos en Jean-Marc Rouillan, Oriol Solé y otros compañeros quienes a principios de los años 70 atracaban bancos y expropiaban máquinas de imprenta para hacerse con todo lo necesario para poder imprimir libros en Toulouse y pasarlos clandestinamente a Barcelona y otras regiones del Estado español.
O quizás en un ejemplo de lo más inspirador, el de los jóvenes anarquistas de la ciudad de Bialystok, quienes durante los primeros años del Siglo XX, además de aterrorizar a burgueses y gendarmes, dedicaban gran parte de su energía y sus medios a la traducción, impresión y transporte de material escrito. En 1905 expropiaron 330 kilogramos de tipografías para montar Anarjiya, la primera imprenta anarquista de Rusia: una imprenta clandestina para sus publicaciones y libros. Con el tiempo muchos anarquistas rusos imitarían el gesto, varios de ellos jugándose ir a prisión, ser desterrados, ser condenados a trabajos forzados o a morir.